MEXICO BUSINESS SUMMIT 2025
Fernando Mares
MEXICO BUSINESS PUBLISHING
México enfrenta un momento clave que podría redefinir su futuro desarrollo económico. Si bien el país ya desplazó a China como principal socio comercial de Estados Unidos, capitalizando el nearshoring hacia el mercado de consumo más grande del mundo, México aún presenta un rezago histórico.
Décadas de integración bajo el TLCAN y el T-MEC han expuesto un déficit en infraestructura, seguridad energética y especialización de la fuerza laboral. Esto, sumado al creciente proteccionismo de Estados Unidos y la inminente revisión del T-MEC en 2026, siembra incertidumbre. Bajo este contexto, la duda para los inversionistas es: ¿México realmente es el destino ideal para establecer centros de manufactura a largo plazo?
Fue precisamente para abordar esta pregunta que se celebró la segunda edición de Mexico Business Summit en Monterrey, Nuevo León. El evento no fue un foro pasivo, sino un ecosistema estratégico de dos días que fusionó discusiones de líderes de siete industrias —energía, gas natural, automotriz, aeroespacial, talento, logística e infraestructura— bajo el marco del nearshoring, con espacios de networking y matchmaking estratégico, creando un intercambio de visiones entre líderes públicos y privados. El consenso fue claro: la comunidad empresarial asume esta encrucijada como un mandato de acción para demostrar la madurez y confiabilidad de México como socio estratégico en la integración norteamericana.
Tres cuellos de botella resaltaron en la agenda: energía, donde se exige un plan que asegure el suministro confiable para procesos de manufactura y centros de datos, mientras se acelera la generación renovable; infraestructura y logística, con la necesidad urgente de inversión en conectividad intermodal y proyectos estratégicos como el Corredor Interoceánico; y talento, ya que la escasez de mano de obra especializada requiere una sinergia público-privada para cerrar la brecha digital y tecnológica. Asimismo, el punto central de la discusión no estuvo en si el nearshoring llegará, sino en cómo gestionar los riesgos estructurales para continuar fomentando la inversión en el país.
Tanto panelistas como participantes resaltaron que México es un socio confiable gracias a su experimentado sector privado. La comunidad empresarial ha demostrado su madurez al identificar y debatir abiertamente los retos estructurales del país. Ahora, afrontar esta oportunidad histórica requiere una alianza público-privada sin precedentes, donde la visión de largo plazo del sector privado impulse las políticas públicas que aseguren la competitividad y el futuro de la economía mexicana.